Porque si de algo disfruto, es del séptimo arte. Esas dos horas y pico inmersa en un mundo ajeno a lo mío, creado por alguien más y llevado a cabo con tal precisión, que si uno lo desea hasta le sienta convincente. Ahí viene la verdadera colgadera cuando te dejas llevar por la historia, más allá de la realidad. Que es el caso de esta persona que le escribe. Es fundamental aclarar que acá no corren sinopsis ni reseñas (si quiere verla, véala), no hay ni de cerca críticas de expertos (apenas una aficionada con una visión sumamente subjetiva), ni seriedad hacia el tema (justamente porque no sé nada del cine). Más bien la idea es comentar todo lo que a uno le germina al terminar de ver una película o bien un tiempo después cuando los mensajes van cayendo de a poco. Bienvenidos.

viernes, 6 de mayo de 2011

Shutter Island...

Director: Martin Scorsese

Reparto: Leonardo DiCaprio, Mark Ruffalo, Ben Kingsley.






Lejos de ser una película tenebrosa, como imaginé en un principio, es una historia bien lograda, enigmática, sólida. Desde el comienzo te van marcando por dónde ir, te muestran y te “dejan” sacar conclusiones (a las mismas que va llegando el protagonista) pero sin darte la seguridad absoluta. Se mantiene el misterio y se mantienen las posibilidades. Cuando ya estas a punto caramelo y has decidido creer en algo averiguando o creyendo averiguar qué es lo que pasa, te tiran una bomba, que desestabiliza toda la cosa.

Tanto desestabiliza que te ves junto al protagonista, dudando de qué es lo que en realidad sucede. Y aquí está la belleza del asunto. Que te hagan dudar hasta el último minuto, contagiándote la misma incertidumbre que está sintiendo ese pobre ser, y, muy importante, que te lo aclaren al final (no aprecio para nada esos finales que quedan inconclusos después de tanto machaque al cerebro).
Ahora lo que si da miedo, es todo lo que gira en torno a la mente humana, la mente enferma. No debo ser la única que le tiene respeto, por no decir miedo, a los trastornos de percepción entre otras trampas que la mente nos hace. Y en estas películas, además de lo admirable de cómo están logradas, lo que pega y lo que queda sintiéndose como hielo en los huesos es esa fragilidad que nos caracteriza, al punto de poder perder absolutamente el sentido de la realidad y terminar atrapados en nuestra propia mentira. Creepy.

Por otro lado, y esto lo voy a decir siempre, los actores HACEN que valga la pena. DiCaprio, en su rol de detective atormentado por su pasado, pero manteniéndose firme a sus convicciones, siguiendo la línea de la investigación con total decisión y firmeza ante los obstáculos; y DiCaprio en el desenlace, dudando de los hallazgos, de su historia, de su compañero, de la misma realidad, dudando al fin de su estado mental… excelente lo que transmite. Ben Kingsley, mejor aún, ya que no sabes si es o se hace, si es el médico torturador, precursor de experimentos ilegales en pacientes mentalmente enfermos o el médico que realmente escucha a sus pacientes y aplica la psiquiatría humanista que predica.

En definitiva, excelente película, al menos a mi parecer.

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